Vitrina 5

Además de la serie “Celia” Elena Fortún escribe otros libros dedicados a los niños.

“Teatro para niños” (1) es una edición de 1948 ilustrada por Dubon. En el prólogo la autora dice a los niños: “He reunido para vosotros algunas comedias de variado contenido, nueve en prosa y tres en verso, en sencillos pareados que aprenderéis fácilmente”. Pretendía que los niños pudieran hacer representaciones con los medios a su alcance, telas, vestidos viejos, papel…

“Fortún nos ofrece una galería de personajes, estructuras y temas que toman como inspiración los cuentos tradicionales, el universo artístico de la comedia del arte y del circo y de su propia literatura. En resumen, en lo que a representabilidad respecta el teatro de Fortún sigue teniendo plena vigencia”,  en palabras de Eva Llergo Ojalvo e Ignacio Ceballos Viro.

En 1934 publica junto a María Rodrigo, primera mujer que estrenó una ópera en España,  “Canciones infantiles” (2). Es una recopilación de canciones infantiles, romances, romances de ciego, canciones de los S. XVIII y XIX, etc.

En el prólogo señala: “¡Bellas canciones infantiles, próximas a perderse para siempre o a quedar fosilizadas entre las páginas de libros sabios! ¡Hermosas canciones españolas! Dos mujeres del siglo pasado han temblado por vosotras!

El libro contiene unas bellísimas ilustraciones de Gori Muñoz, escenógrafo y pintor valenciano que pasó gran parte de su vida como exiliado en Argentina.

Elena Fortún cursó estudios de Biblioteconomía en la Residencia de Señoritas, recibiendo el título de manos de María de Maeztu.

No tardaron en encargarle que diera unas clases en las que impartiera la “Técnica del cuento”, desde cómo hacer la selección a la forma en que deberían ser contados. Gran conocedora de la psicología infantil, se interesó mucho por la narración oral, técnica que aprendió en París y posteriormente difundió en nuestro país. 

Participó en las “Horas del cuento” de tradición anglosajona que se desarrollaban en bibliotecas y escuelas infantiles. 

En 1941, durante su exilio en Argentina, publica “Pues señor…Cómo debe contarse el cuento y Cuentos para ser contados” (3). Aquí podemos ver una edición de José J. de Olañeta, Editor de 1991, cortesía de la Biblioteca Municipal de Vicálvaro.

Son veinticuatro cuentos procedentes tanto del folklore español como extranjero, versiones de cuentos clásicos de Grimm, Perrault… incluso alguna biografía como la de Ramón y Cajal.

Escribe en el prólogo: “Hemos olvidado el arte de contar cuentos. El cine, el teatro, la vida social y las distracciones de todas clases, nos han alejado de la dulce intimidad del hogar” Y termina: “Para la madre, para la nodriza, para la institutriz, para las abnegadas maestras de primeras letras, y sobre todo para vosotras, las futuras narradoras de cuentos, está escrito este libro”.

Muy interesada en mantener la tradición oral, fue una gran narradora o contadora de cuentos. Sabíendo  de la importancia de los cuentos en el desarrollo infantil, en 1951 publica “Los cuentos que Celia cuenta a los niños” (4) Esta edición de 1982, está ilustrada por su amiga Viera Esparza. Es una recopilación de relatos ya publicados en Gente Menuda o Crónica. “Estos cuentos de niños malos y de niños buenos, de sucedidos, fantasías y ocurrencias, son para los chicos que no han veraneado conmigo en la sierra y no me los han oído contar cuando paseábamos por las tardes”

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