Viajes de agua en Madrid
La Villa de Madrid, desde finales del siglo XVI hasta 1858 – año en el que el Canal de Isabel II inaugura la traída de aguas del río Lozoya-, se abastecía de agua potable mediante los viajes de agua: un sistema de captación y distribución de agua a través de una gran red de galerías subterráneas.
Este sistema de captación y distribución de aguas subterráneas recupera el sistema de origen árabe denominado qanat, fogara o jatara.
Pese a situarse Madrid en las proximidades del río Manzanares, no fue ésta su principal fuente de agua, debido a que el núcleo de población se encontraba a gran altura respecto al río, y a que sus aguas no eran aptas para el consumo.
Para resolver el problema de abastecimiento de agua potable, y tras el traslado de la Corte a Madrid por Felipe II, se recuperó el sistema de qanats utilizado en época árabe y se empezaron a construir nuevos y extensos ramales. Las zonas de captación de agua se localizaron en el sector norte y nordeste de Madrid, entre los caminos de Fuencarral y el de Alcalá, en las cercanías de los pueblos de Fuencarral, Chamartín, Canillas y Canillejas. Estas zonas se encuentran a una mayor altitud que la Villa, permitiendo que el agua discurriera hasta el centro de la ciudad gracias a los desniveles propios de la topografía madrileña.
La técnica constructiva de los viajes de agua se basaba en la excavación de minas verticales para la captación del agua acumulada en el nivel freático, y galerías de conducción y distribución, a través de los niveles arenosos del subsuelo. Estas minas quedaban sin vestir dependiendo de su compactación, aunque en la mayoría de casos se acabaron revistiendo con muros y bóveda de cañón, construidos con ladrillo macizo y mortero de cal. Las galerías acumulaban un descenso en pendiente del 1% para facilitar el curso del agua. Al interior, sus dimensiones eran lo bastante amplias como para permitir el tránsito humano (0,70 metros de anchura; y entre 1,80-2,00 metros en altura). El acceso a las galerías para su mantenimiento y/o inspección se realizaba normalmente a través de los pozos de registro localizados cada 10-50 metros, originalmente utilizados para la extracción de arenas durante su construcción, y que posteriormente también sirven para la ventilación de las galerías.
El suministro de agua a Madrid estaba dividido por distritos. Cada uno tenía asignado un número de fuentes, caños, aguadores y una dotación económica específica para su mantenimiento.
Durante los siglos XVII al XIX, coexistieron decenas de viajes de agua. Los principales fueron: Alcubilla, Abroñigal Alto, Abroñigal Bajo y Fuente Castellana (de uso público) y el Viaje de agua de Amaniel, este último destinado a abastecer al Palacio Real.
El Ayuntamiento de Madrid a través de la Dirección General del Agua, lleva a cabo, desde el año 2016, diversos proyectos de recuperación y rehabilitación de los antiguos viajes de agua de Madrid, que fueron el sistema de abastecimiento de agua potable a la Villa y Corte desde época medieval, y que tuvieron un auge y esplendor en el Madrid de los Austrias, perviviendo su uso hasta bien entrado el siglo XX en algunas zonas de la capital.
Se ha intervenido hasta el momento en los antiguos viajes de agua de Amaniel y de la Fuente del Berro para su recuperación y restauración, haciéndolos accesibles al público.
Por las galerías originales del Viaje de Amaniel aún discurre el agua canalizada que vierte en la pileta de decantación del Arca Vieja de Amaniel, ubicada en los jardines públicos del Paseo de Juan XXIII. El Viaje de agua de la Fuente del Berro sigue llenando el estanque del parque de la Quinta de la Fuente del Berro.