El ciclo del agua
El hombre a lo largo de la historia siempre ha buscado asentarse allí donde podía disponer de agua. En muchas ocasiones, los pueblos y ciudades adoptaban el nombre del río que los atravesaba. En este sentido, aunque existen varias versiones sobre el origen del nombre de Madrid, todas coinciden en asociarlo a la presencia de agua.
Una de estas teorías establece como primer nombre de la Villa Matrice, que aludía al arroyo que discurría entre las colinas de las Vistillas y la Almudena y que venia a significar “madre de aguas”. Posteriormente pasa a denominarse Madrit, término compuesto por madra (corriente o viaje de agua) e it (abundancia). Este vocablo ha ido evolucionando hasta el término actual de Madrid.
El agua, por efecto de la temperatura, se evapora y asciende a la atmósfera donde, al ponerse en contacto con las bolsas de aire frío, se condensa en minúsculas gotas que, impulsadas por los vientos, se juntan formando las nubes y acaban vertiendo su contenido en forma de lluvia, nieve o granizo. La mayor parte cae directamente en los mares y océanos, el resto lo hace en la superficie terrestre, donde se incorpora a los ríos, o bien se filtra en el suelo originando acuíferos subterráneo, que dan paso al nacimiento de sus fuentes, cerrándose así el ciclo natural del agua.
En otro ámbito coexiste el ciclo del agua urbana, que comprende el tránsito desde su captación, en el medio natural, hasta su devolución final a este medio después de haber sido usada. Este recorrido puede agruparse en dos fases:
- La fase de abastecimiento incluye los servicios de aducción (captación y embalse, conducción o transporte, tratamiento o potabilización y regulación en depósitos) y Distribución hasta el punto de consumo.
- La fase de saneamiento comprende los servicios de alcantarillado (recogida y transporte de aguas residuales, tanto negras como pluviales), depuración (tratamiento del agua necesario para que su vertido al medio receptor cumpla las condiciones de calidad exigidas por la normativa vigente) y regeneración, que permite obtener una calidad adecuada de agua para su posterior reutilización en distintos usos.
Si bien el agua es un recurso que proporciona la naturaleza de forma renovable, no lo hace de forma ilimitada. El crecimiento de la población y el desarrollo de las actividades económicas generan una presión sobre el medio que supone una gran amenaza para el ciclo del agua. Por ello, es necesario proteger y conservar este recurso de manera integral, adoptando un modelo basado en estrategias de gestión de la demanda (mejorar la eficiencia y el ahorro) y en la conservación de los recursos naturales.
De acuerdo a estos principios, este Ayuntamiento ha implantado un modelo de gestión del agua, para lo que ha dotado al municipio de los instrumentos legales que le permitan regular todos los aspectos relacionados con esta - La Ordenanza de Gestión y Uso Eficiente del Agua- y ha promovido un plan de actuaciones basadas en el fomento del uso racional –Plan de la Gestión de la Demanda de Agua- y en la utilización de recursos hídricos alternativos –Plan de Utilización de Recursos hídricos Alternativos.