Balance de la segunda jornada del Foro Mundial sobre Violencias Urbanas 2018

Las múltiples caras de la violencia contra las mujeres, en las redes sociales y el sectarismo de la radicalización

Nota de prensa 07/11/2018
  • El transporte urbano, uno de los espacios públicos de más riesgo en el mundo para las mujeres víctimas de violencia machista
  • Experiencias de India, Ciudad Juárez, Quito y Madrid revelan medidas efectivas para luchar contra la violencia ejercida contra las mujeres, la única, según la secretaria de Estado de Igualdad, que convive con la culpabilidad de las víctimas
  • Nuevas tecnologías: enemigo y aliado para luchar contra el ciberbullying
  • El anonimato de la violencia en redes ha resucitado un fenómeno que se creía olvidado: la humillación pública
  • Ningún país, región o municipio es inmune a los efectos del extremismo violento que socava la paz, la seguridad, los derechos humanos y el desarrollo sostenible.  Solo en África, entre 2011 y 2016  murieron por su causa 33.300 personas, según datos de PNUD

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Violencia contra las mujeres; por radicalización y terrorismo internacional, y en redes sociales han protagonizado el debate de las tres sesiones plenarias celebradas en la tarde de ayer martes, 6 de noviembre, en el marco del II Foro Mundial sobre Violencias Urbanas y Educación para la Convivencia y la Paz. La mañana la abrió el Bureau Ejecutivo de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU), la mayor organización municipalista del mundo, que ha reunido en Madrid a cerca de 300 alcaldes de todo el planeta. A media mañana se entregaron los galardones del II Premio de Novela Gráfica Ciudades Iberoamericanas, un certamen que ha recaído en Las ciudades que somos, de Chicks on comics, colectivo internacional feminista.

Inseguridad en los espacios públicos

La primera plenaria de la tarde, violencia contra las mujeres, ha reunido a mujeres y representantes de diversas instituciones del mundo, dedicadas a la lucha contra una lacra que, según datos de la Organización Mundial de la Salud, afecta al menos al 35% de las mujeres del mundo y alcanza la desgarradora cifra de 64.000  víctimas mortales entre mujeres y niñas, según ONU Mujeres. Para Celia Mayer, delegada de Igualdad y Políticas de Género del Ayuntamiento de Madrid, las mujeres son todas posibles víctimas de este tipo de actos. “Es un imperativo institucional tomar medidas”, ha dicho. La secretaria de Estado de Igualdad, Soledad Murillo, ha incidido en un aspecto subjetivo que endurece el problema: la culpabilidad: “Las mujeres se sienten culpables cuando sufren violencia. Es la única violencia que convive con esta culpabilidad. La mayor prevención es que haya detenciones y que se hagan públicas. No puede haber impunidad”.

Acento especial se ha puesto en la violencia en el espacio público y, sobre todo, en los medios de transporte. En Quito por ejemplo –como ha señalado María Fernanda Pacheco, presidenta de la Unidad Patronato Municipal de San José– nueve de cada 10 mujeres han sido vulneradas en el espacio público y ocho de cada 10 en el transporte público. Miedo sienten también las mujeres de Ciudad Juárez, México, sobre todo en el centro  histórico, la zona más más insegura donde se registran más del 50% de los actos violentos contra ellas. De hecho de cada 10 mujeres, 7 tienen miedo a transitar por esa zona. Lo ha relatado Laura Verónica Corchado, representante de la Dirección General del Instituto Municipal de las Mujeres, entidad que ha puesto en marcha el llamado ‘Cordón Seguro para las Mujeres’, que comprende un centro de atención integral, rehabilitación de zonas peatonales, casetas de vigilancia, botones de pánico y mejora de las calles. Madrid, con datos menos escalofriantes, tiene asumido el reto con iniciativas como las que expuso Mayer: 24x7 contra la violencia sexual o los puntos Violeta en sitios específicos para ayudar a las mujeres si se registra una situación de violencia.

La exalcaldesa de Essaouira (Marruecos), Asma Chaabi, ha planteado el drama de las niñas que, al residir en zonas rurales, no tienen oportunidad de escolarizarse y sus padres las mandan a la ciudad a trabajar como empleadas de hogar. “La mayoría tienen 15 años, son menores. No tienen la opción de elegir. Trabajan más de 12 o 13 horas al día y, en muchos casos, sufren abusos sexuales o violencia física por las personas para las que trabajan. Este año ha habido dos muertes por esta causa.”

Radicalización y terrorismo

Si ayer Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, reconocía que, tras los atentados que padeció su ciudad el pasado año, quedaban muchas preguntas sin respuesta - entre ellas el porqué de las radicalización de jóvenes aparentemente integrado en sus ciudades- hoy la alcaldesa madrileña Manuela Carmena ha advertido de la vulnerabilidad de las ciudades, incluso aquellas que como Madrid registran datos muy bajos de violencia. Ningún país, región o municipio es inmune a los efectos del extremismo violento que  socava la paz, la seguridad, los derechos humanos y el desarrollo sostenible. Un dato que lo ilustra: entre 2011 y 2016 murieron por su causa 33.300 personas solo en África, según datos del Plan de Naciones Unidas para el desarrollo.

Para Amadeu Recassens, comisionado de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, lo primero que hay que hacer es redefinir los conceptos. “Son tan amplios que hay que empezar por definirlos y redefinirlos”, y evidenció que la radicalización violenta no es solo islámica. “El radicalismo es plural. Los procesos de radicalización tienen mucho que ver con los movimientos sectarios”. El desempleo, la educación y la desconfianza en los cuerpos de policía, en los políticos y el malestar que generan en la comunidad están detrás de muchos de esos procesos”, como explicó Marta Lomana, investigadora sobre el terrorismo en el European Institute of Peace.

El alcalde de Bilbao, ciudad que vivió muchos años, al igual que el resto del país, bajo el miedo al terrorismo de ETA, planteó el doble sufrimiento que padecen, en muchos casos, las víctimas: además de la herida física y emocional, el silencio: “No está bien que sufran en silencio y, además, en el silencio de toda una sociedad. Las víctimas no son propiedad de nadie. Su sufrimiento es suyo, pero su reconocimiento es responsabilidad de todos y de todas”. 

Violencia en RRSS

Relacionada en parte con las plenarias anteriores, la tercera monográfica ha abordado la violencia en redes sociales, nacida al amparo del desarrollo de las nuevas tecnologías y que se proyecta no solo en los extremismos como en el caso anterior, sino también en niños, adolescentes, colectivos más vulnerables y especialmente en jóvenes adolescentes en forma de acoso sexual por parte de desconocidos o el control ejercido por sus propias parejas. Es un hecho que no solo genera violencia sino que ha resucitado un fenómeno del pasado: la humillación pública, amparada por el anonimato.  CyberBulling, suplantación de identidad, acoso Cibernético, linchamientos digitales, amenazas son algunas caras de este tipo de violencia que se han analizaron este martes con la presencia de Rita Maestre, portavoz del Gobierno del Ayuntamiento de Madrid, varios youtubers, -Arkano, Estibaliz Quesada (Soyunapringada), Chenta Tsa (putochinomaricón, representantes del mundo académico y de otras ciudades. La conclusión: las soluciones pasan por la formación y dotar de herramientas a quienes la padecen para poder afrontarlas. “Hay que tener mucha fuerza emocional para aguantar todo lo que te dicen cuando empiezas a ser conocido en redes sociales”, reconoció Estíbaliz Quesada, mientras que Chenta Tsa abogó por crear comunidades “para cuidarnos mutuamente” ya que, en su opinión,  todo el mundo ha sufrido alguna vez ciberbullying.

Para Maestre es un problema “de conjunto”, aunque sean las minorías las que con más intensidad lo sufren, niños, niñas, mujeres.  “Cada uno debemos ser conscientes de donde estamos, desde que lugar hablas… esa responsabilidad es muy importante. También hay que comprometerse para transformar esa realidad y hay una manera que es no ser cómplices”. Una responsabilidad que en el caso de los menores recae en los padres con quienes hay que trabajar intensamente, como ha señalado José María Martín, inspector de Protección al Menor, de la Unidad Central de Ciberdelincuencia. “La experiencia me dice que es un problema de cómo usan los dispositivos los menores. No hay control parental inicial en general que les diga esto está bien o está mal”. /

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