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Vuelve a Madrid y a Condeduque la banda de artistas mexicanos Lagartijas tiradas al sol, un colectivo que ha cumplido dos décadas de proyectos de banda ancha, valga el símil, porque se desarrollan tanto en la escena como en formato libro, en vídeo o a través de procesos educativos. Y siempre en una búsqueda muy particular que vincula trabajo y vida. Este nuevo montaje con el que comparecen en Madrid cuatro años después de traernos su Tiburón, no mira tanto a México como a sus vecinos del Sur, el subcontinente conocido como Centroamérica. No es habitual, según Luisa Pardo y Lázaro Gabino Rodríguez, almas del colectivo, lagartijas titulares, que México mire al Sur, porque siempre han vivido mirando hacia el Norte, de espaldas a un conglomerado de estados en los que, aseguran, se están ensayando los futuros ya desde la apertura del Canal de Panamá y con las constantes incursiones de Estados Unidos, el Bitcoin, el binomio revolución y dictadura, criminalidad y violencias extremas, zonas de desarrollo industrial o éxodos forzosos.

El proyecto nace cuando Luisa y Lázaro Gabino conocen a una mujer nicaragüense forzada a abandonar su país por la dictadura de Daniel Ortega. Su historia fue tan reveladora que puso en marcha un mecanismo de investigación que se materializa en soporte escénico y en una publicación. Centroamérica es una denominación bajo la que laten siete países, un nombre y una convivencia que tiene tanto de poesía como de estigma. “Si México -dicen las lagartijas- ha sido visto como patio trasero del imperio, ¿cómo vemos desde México a Centroamérica? Ese territorio que se encuentra capturado entre dos fronteras impenetrables: por un lado el tapón del Darién, selva densa y cerrada en los límites de Colombia y Panamá; por el otro, los márgenes de Belice y Guatemala que, por la presión de Estados Unidos sobre México, han sido militarizados y se han vuelto un violento obstáculo para las personas migrantes”.

Sin duda, la realidad actual de esta parte del mundo lanza mensajes ineludibles. El trabajo, siempre político, de Lagartijas busca en esta ocasión centrarse en esas miles de personas arrancadas de su territorio y separadas de sus familias muchas veces, a causa de la inseguridad y la inestabilidad que traen los diversos conflictos. A aquella mujer nicaragüense le preguntaron que qué podían hacer por ella. “Pensamos que al realizar un favor en el terreno de lo real, nos volveremos representantes de esa persona que no puede regresar al escenario de su vida anterior. Y es así, interviniendo en la vida de una persona en particular, como imaginamos ejercer una acción política desde el teatro”.