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El discurso coreográfico del creador madrileño Jesús Rubio Gamo no está hecho de certezas. Se construye en base a preguntas, interrogantes que le inquietan y atormentan sobre la danza, sobre su danza y sobre la vida. Pero tampoco baila las preguntas ni intenta que nosotros en casa, después de verle, atinemos las respuestas. Generalmente, opta por el camino más llano para abordar las dudas más complejas, la vía más sencilla para una puesta en escena, con frecuencia visual y auditivamente sugerente, como si quisiera siempre empezar por el principio, por lo más básico.
El título del trabajo anterior, que estrenó en el Centro de Cultura Contemporánea Condeduque, en 2021, es elocuente en este sentido: Acciones sencillas, una pieza que de alguna manera versaba sobre la complejidad (y belleza) de lo más simple.  En la anterior, Gran Bolero (2020), coreografía coral que dividió su trabajo en antes y después, indagaba en el gesto, la repetición, la resistencia del cuerpo y la extenuación. En Acciones sencillas, que partía de las preguntas más básicas que se pueda hacer un coreógrafo (¿qué es para mí la danza? ¿cómo puedo llamarla o invocarla?) parecía querer entender la esencia misma de su danza al desnudo, despojándola de todos sus asideros conocidos, centrándose en el cuerpo en movimiento, en el gesto, en las gotas de sudor… la acción, en definitiva.
En esta creación, intencionadamente quiso posicionarse en lo llano y visible: el cuerpo en movimiento, eludiendo lo más complejo: las motivaciones, el input, el motor de lo que está oculto. Siempre en el marco de las acciones sencillas, le dio a sus bailarines la libertad de movimiento y acción, y pronto notó la prevalencia de rasgos individuales en cada acción que ellos le proponían.
Así que ha decidido indagar ahora en lo que no se ve. “…TODAS ESAS COSAS DENTRO DE LAS COSAS QUE LLAMAMOS COSAS ESCONDIDAS EN…” es un paso en profundidad hacia la complejidad de las acciones sencillas. Una vez más, desvelará la pieza en el estudio, en contacto con sus intérpretes, en cuyos cuerpos siempre encuentra respuestas a sus preguntas.
Le acompaña en la aventura un importante aliado sonoro: Enrique del Castillo y su umbráfono, un prodigio de luz y sonido que extrae sonoridades de cintas cinematográficas. Con este invento, el compositor andaluz se hizo, en 2020, con el primer premio de arte sonoro PowSOLO, que contó en el jurado con el destacado compositor japonés Ruychi Sakamoto, recientemente fallecido.

COPRODUCE CCC Condeduque
Con el apoyo de Espaço do Tempo