La programación de Espacio Letras en Serrería Belga comienza con una charla sobre Madrid y la literatura
- Los escritores Javier Sierra y Espido Freire y el humorista Joaquín Reyes conversarán sobre la estrecha relación de la ciudad con la literatura
- Espacio Letras inaugura también mañana su primer proyecto expositivo: Madrid, musa de las Letras que, a través de audiovisuales, narra la historia de la serrería original y de la vinculación de los escritores del Siglo de Oro con el barrio de las Letras
- Seis estructuras configuradas como grandes libros en tres dimensiones explican al visitante los movimientos literarios vinculados a Madrid
Musa de las Letras
Comienza la programación de Espacio Letras, un proyecto de difusión cultural ubicado en la Serrería Belga que nace como lugar de encuentro y exploración sobre la relación de Madrid, la literatura y las obras en las que la ciudad ha tenido un papel protagonista. La actividad de este espacio empieza mañana sábado, 15 de abril, a las 12:30 h, con una charla literaria enmarcada en los actos previos al Día del Libro. Los escritores Javier Sierra y Espido Freire y el humorista Joaquín Reyes conversarán sobre la estrecha vinculación de Madrid con la literatura y los escritores, moderados por la periodista María José Solano. Colabora en la organización la Asociación Soy de la Cuesta y las asociaciones del barrio de las Letras. La entrada es libre hasta completar aforo.
Espacio Letras abre, también mañana, las puertas a su primer montaje expositivo: Madrid, musa de las Letras, comisariado por Mónica Vacas y Daniel Castillo, expertos en la materia y con una amplia trayectoria en la documentación literaria a través del reconocido proyecto Aventuras Literarias.
Libros gigantes
En su primer proyecto expositivo, Espacio Letras recibe al visitante con una proyección audiovisual en la que la musa de las letras narra la historia de la serrería original y cuenta cómo el actual barrio de las Letras acogió a buena parte de los literatos en el Siglo de Oro. Por eso, ella, la musa, tuvo claro que esa debía ser su casa, una casa que a su vez será la de todos los escritores que a lo largo de la historia la convirtieron en su fuente de inspiración y en la protagonista de sus obras.
Este proyecto expositivo cuenta con seis estructuras configuradas como grandes libros en tres dimensiones. Cada una de ellas está dedicada a un movimiento literario vinculado a Madrid y, en especial, al barrio de las Letras: Siglo de Oro, Romanticismo, Realismo y Naturalismo, Modernismo y Novecentismo, Generación del 98 y Generación del 27.
El material elegido para la fabricación de las estructuras es la madera, estableciendo así un nexo entre el material base y la antigua actividad desarrollada en el edificio. Por su parte, los herrajes empleados mantendrán la estética fabril del edificio. Las estructuras incorporan ruedas, por lo que se pueden desplazar en función de las necesidades del espacio y transportar fácilmente si fuera preciso moverlas a otra zona del edificio o, incluso, fuera del mismo.
El barrio de las Letras
Muchas ciudades tienen reminiscencias literarias, pero en pocas son tan palpables como en este barrio. Basta un paseo por sus calles para encontrar vestigios de Miguel de Cervantes o Lope de Vega y también de escritores de los siglos XIX y XX como Benito Pérez Galdós, Emilia Pardo Bazán, Federico García Lorca o Valle-Inclán.
La propia naturaleza del proyecto Espacio Letras, con Madrid y su literatura como eje central, dialoga a la perfección tanto con el edifico en que se alberga, la Serrería Belga, como con en este barrio donde se ubica.
La Serrería Belga, actualmente dependiente del Área de Cultura, Turismo y Deporte, tiene su origen a mediados del siglo XIX, cuando se estableció en la calle de Atocha en el solar del antiguo Convento de los Padres Agonizantes. Allí desarrolló una moderna industria basada en la comercialización de madera que obtenía de manera sostenible en la sierra de Guadarrama a través de un sistema de entresacas. En concreto, la madera procedía del pinar de El Paular, un bosque que abastecía a Madrid desde la Edad Media y que la sociedad adquirió tras la desamortización del Monasterio de El Paular.
Los antiguos monjes de El Paular habían explotado durante más de dos siglos un molino de papel, llamado ‘de los batanes’, ubicado en una de sus propiedades. De él salieron los pliegos sobre los que en 1605 se imprimió El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. El molino de El Paular era el más importante de Castilla, con unos cuarenta papeleros entre maestros y operarios y el principal suministrador de los impresores madrileños del Siglo de Oro./