El Ayuntamiento restaura dos obras del Museo de Escultura al Aire Libre de la Castellana
- La restauración de la escultura de Sempere tendrá una duración de tres meses y supondrá una inversión de 14.600 euros
- La actuación en Mère Ubu se ha realizado in situ del 9 al 11 de mayo y ha consistido en la limpieza del bronce, la inhibición de óxidos de cobre y, finalmente, en su protección
- El Museo de Escultura al Aire Libre de la Castellana, situado bajo el paso elevado que une las calles de Juan Bravo y Eduardo Dato, contiene una excelente colección de escultura abstracta española
El Área de Cultura, Turismo y Deporte está restaurando dos de las obras expuestas en el Museo de Escultura al Aire Libre del paseo de la Castellana: Móvil, de Eusebio Sempere y Mère Ubu, de Joan Miró. Como paso previo, la Dirección General de Patrimonio Cultural llevó a cabo en 2022 un estudio exhaustivo sobre el estado de conservación de todas las piezas integrantes de este museo que apuntó a la necesidad de actuar en estas dos esculturas.
La colección que contiene el museo reúne grandes nombres de la escultura contemporánea. Liderados por Eusebio Sempere, los 17 artistas que donaron sus obras para este espacio pertenecen a un movimiento artístico seguidor de la estela del Grupo El Paso, fundador del Museo de Arte Abstracto de Cuenca. Artistas de primer nivel como Joan Miró, Andreu Alfaro, Eduardo Chillida, Martín Chirino, Amadeo Gabino, Rafael Leoz, Marcel Marti, Pablo Palazuelo, Manuel Rivera, Gerardo Rueda, Pablo Serrano, Francisco Sobrino, Gustavo Torner y el propio Eusebio Sempere están representados en una colección única de arte público.
Según la información recabada sobre el estado de la conservación de la escultura Móvil, de Eusebio Sempere, se llegó a la conclusión de acometer, a la mayor brevedad posible, una intervención de restauración que permitiera garantizar su recuperación y puesta en valor.
La escultura está formada por dos rejas suspendidas de unos cables que, con unos pasadores, cuelgan de argollas ancladas a la estructura del puente; así, la obra queda sometida al movimiento del viento, efecto buscado por el artista. Su estado de conservación es inadecuado y presenta patologías como oxidaciones provocadas por la humedad ambiental combinada con los elementos corrosivos de la contaminación, dilataciones del material como consecuencia de la oscilación térmica, deposiciones de aves, tubos flojos, desplazados o arrancados, bastidores alabeados, entre otras cuestiones. Asimismo, el movimiento natural de la obra, por estar suspendida y encontrarse a merced del viento, ha supuesto un desgaste de los anclajes.
Los trabajos de restauración para recuperar los valores culturales de esta obra, con una duración prevista de tres meses, comenzarán este mes de mayo y supondrán una inversión de 14.600 euros. La obra se trasladará a un taller de restauración, donde se llevará a cabo su desmontaje y limpieza. Las posibles incrustaciones se eliminarán mecánicamente y también se recurrirá a la limpieza química para la eliminación de las capas de ennegrecimiento.
Una vez en plano, se observará si los tubos que la conforman no se encuentran al mismo nivel o no mantienen el paralelismo por estar mal soldados, en cuyo caso deberán sustituirse por otros de nueva ejecución correctamente soldados. Posteriormente, se aplicará una capa de protección.
Miró y Mère Ubu
El trabajo escultórico de Joan Miró (1893- 1983), especialmente personal y libre, configura un mundo propio. En los años finales de su producción recibe encargos de gran relevancia para ubicar esculturas en espacios públicos de Barcelona, Madrid, Chicago, Milán o París.
En las numerosas esculturas que realizó para espacios públicos, algunas de proporciones gigantescas y en las que emplea a veces el color, crea toda una galería de seres (personajes, mujeres, cabezas, pájaros) inconfundiblemente mironianos, de expresión vigorosa y rotunda, en los que prevalecen las formas curvilíneas.
A este período de la obra de Miró pertenece la escultura Mère Ubu, figura ambigua de mujer-pájaro de proporciones monumentales, especie de animal fantástico, que parece un ídolo o tótem protegido por una concha a manera de escudo. Esta escultura es muy representativa del lenguaje expresionista, de gran pureza, que desarrolló Miró en su última época y de la capacidad del artista para convertir las formas aparentemente más simples en sólidos monumentos.
Mère Ubu es una representación compleja, en la que se funden temas repetidos por el autor en numerosas ocasiones: los personajes, las mujeres y los pájaros. La composición guarda una gran semejanza con algunos de los dibujos preparatorios para esculturas, realizados por el artista a partir de los años cuarenta, y con obras como Pájaro solar (1944-1946), Mujer (1949) o Mujer y pájaro (1968).
Los trabajos de restauración, que se han realizado in situ del 9 al 11 de mayo, han consistido en la limpieza química o mecánica del bronce, la inhibición de óxidos de cobre y, finalmente, en su protección.
La escultura de Miró se incorporó al Museo en 1978. Al estar al aire libre, fuera de la protección del puente, los condicionantes atmosféricos que sufre son de mayor envergadura. A la acidez del agua de la lluvia, se suman el estrés térmico con grandes oscilaciones de temperatura y factores biológicos como las deyecciones de las aves y los depósitos de polvo. En cuanto a los factores humanos, se detectaron alteraciones como abrasiones y arañazos, manchas por adhesión de elementos en su superficie, abrasión con pérdida total de pátina por la manipulación del público y las sucesivas limpiezas durante años./