Fe en la cultura

En la Biblioteca La Elipa, tenemos fe en la cultura. Vaya palabra tan en desuso, ¿no? La fe. Vamos a explicarnos... 

Nuestra fe se basa en que creemos en la Biblioteca como un espacio de encuentro no solo dentro de sus muros sino también extramuros. Esta fe nos ha llevado a organizar mensualmente una serie de salidas que atraen cada vez más a numerosas personas usuarias venidas no solo de nuestro barrio sino de muchos otros de Madrid, incluso de pueblos de la Comunidad.

Nos gusta nuestro trabajo de prestar, buscar, recomendar libros... dentro de las paredes de nuestra biblioteca, pero, cada día más, nos damos cuenta de que la labor de extensión cultural que hacemos con estas salidas, reuniendo a lectoras y lectores habituales en torno a la cultura viva de nuestra ciudad, aporta un mayor sentido a nuestra profesión.  Una de nuestras salidas por Madrid.

Y cada día más, también, recibimos llamadas de gente dispuesta a participar y muchos agradecimientos por esta labor. Esto nos hace felices y nos impulsa a organizar nuevas actividades similares. Son muchas las personas que nos piden que ampliemos las visitas o incluso que repitamos algunas donde, por el volumen de gente, no consiguieron plaza. 

Nuestra fe cultural también la demostramos con otras actividades de las que nos sentimos igualmente orgullosas, como los numerosos talleres que organizamos (ajedrez, psicología, filosofía…), charlas de diferentes temas, presentaciones de libros...Concurso de repostería. Taller de alfabetización informacional.

Y, por supuesto, nuestras variadas actividades con colegios. Filas de escolares llegan cada semana a disfrutar de nuestros encuentros y, lo que resulta más esperanzador, acuden al mostrador de préstamos a coger libros.  

Una niña, un niño preguntando por el título de un libro enciende una bombilla hacia el futuro, una bombilla que forma parte de una red de sentido social.  

¿Cuántos nos hemos preguntado alguna vez, viajando en el metro, por qué cada vez se ve menos gente con un libro en la mano? Esta pregunta se convierte en fuego fatuo cuando vemos desembarcar en nuestra nave de los libros decenas y decenas de niñas y niños cada semana con la esperanza en los ojos de encontrar su libro preferido.  

Esta misma luz, hecha de ilusión -materia prima de las historias que nos cuentan los libros que prestamos, de esa ilusión que lleva a los y las autoras a encerrarse en habitaciones poco ventiladas para crear mundo llenos de aire, matices, recovecos- es la luz que vemos en tantas usuarias y usuarios mayores que habitan nuestro barrio de La Elipa y acaso solo viven con la compañía de un buen libro; tantas personas que suben a nuestro barco de la literatura con la esperanza de conjugar la soledad, de seguir soñando o de abastecerse de futuro, porque en la letra escrita el tiempo se disipa para volar más alto que la rutina.  Cine en la biblioteca.

La Biblioteca La Elipa también es la casa del cine, una casa que reúne al vecindario en torno a la conversación y las buenas historias. Nos encanta recomendar el Séptimo Arte, que no falta dentro de nuestro limitado espacio y al que damos igualmente una importancia máxima como vehículo de cultura (ahí están las ya famosas “Quedadas de cine”).

¿Y qué decir de todas las actividades de ajedrez, para todas las edades, de todos los niveles, que han ido echando raíces semanalmente en nuestro centro? Gente muy distinta que se reúne alrededor de ese tablero que representa la propia complejidad de la vida (dicen las personas entendidas que hay tantas jugadas posibles como átomos en el universo observable…) 

Tantos mundos posibles como átomos en el universo observable… ¿no son eso también los libros, las películas, los encuentros entre personas...? Privilegiada profesión hacer de cicerones de esas redes humanas, culturales, que propiciamos desde nuestra pequeña colina de fe.

Como veis nos sobra fe. Fe en la cultura. Fe en que la biblioteca pública debe ser un espacio sagrado para las administraciones, porque en ellas está, como en los monasterios durante el Medievo, la fibra de lo que somos, de lo que podemos ser y, sobre todo, de lo que debemos ser.  

Nosotros creemos, mucho, que nuestra labor es más que importante, que es necesaria, muy necesaria, y que cada una de nuestras acciones, sean dentro o fuera de los muros de nuestro castillo sin fosos y con las puertas abiertas, tiene un sentido pleno, una alta y noble misión: prestar una atención de calidad a la ciudadanía.

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