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A medio camino entre la agitación de calle Princesa y la paz casi forestal del Parque del Oeste, en el cruce de Tutor con Altamirano, está el Mercado de Argüelles.

Abrió sus puertas en 1949 y, en 2011, después de una exhaustiva remodelación, se convirtió en el mercado ordenado, racional, práctico y accesible que hoy conocemos.

Perfectamente insertado en el trazado urbanístico del barrio, una cuadrícula de calles alargadas, combina una completa oferta en perecederos con un supermercado de medianas dimensiones y servicios como una costurera, tiendas de ropa y una academia musical.

El mercado cuenta incluso con su propia controversia histórica, originada en torno a unos versos de Pablo Neruda: Todo eran grandes voces, sal de mercaderías, aglomeraciones de pan palpitante, mercados de mi barrio de Argüelles con su estatua como un tintero pálido entre las merluzas. Tanto si el poeta se refería a un mercado callejero desplegado en el solar sobre el que se edificó el actual como si no fue así, la cuestión es que ahora este es el mercado de Argüelles, con sus merluzas y su pan palpitante.