(RE) DESCUBRE PLAZA DE ESPAÑA

 

Madrid estrena su nueva Plaza de España, que emerge como un nuevo polo turístico de la ciudad. Su reforma da lugar a un entorno más verde, sostenible y accesible que cambia la fisonomía del centro de la capital. Un emblemático espacio de más de 70.000 m2 que integra todos los modos de movilidad, pero priorizando especialmente al peatón como forma de mejorar la calidad ambiental y el disfrute de esta zona por todos los ciudadanos.

 La renovada distribución, que potencia el carácter cívico de la plaza, está concebida para propiciar la relación, la estancia y el paseo. Un espacio en el que las actividades están reguladas a través del mobiliario (juegos de niños, juegos de mayores y espacios de recogimiento) pero también con ámbitos capaces de acoger iniciativas asociadas al disfrute del espacio público. 

Accesibilidad

 

Hasta ahora, la plaza carecía de medidas que posibilitaran los movimientos seguros de personas con movilidad o visión reducida, limitación cognitiva o cualquier otra discapacidad o diferencia. En este sentido, era un espacio obsoleto. La nueva Plaza de España cuenta con los mecanismos necesarios para que este espacio público reúna las condiciones que permitan su uso integral por todo tipo de personas, independientemente de sus capacidades físicas. 

Sostenibilidad

La nueva Plaza de España emerge como un eslabón de la cadena de áreas verdes que desde el sur (Jardines de Sabatini y Plaza de Oriente) el oeste (Casa de Campo, Campo del Moro y Madrid Río) y el norte (Parque del Oeste) quedan perfectamente enlazados. En definitiva, es la puerta verde de una malla transversal que procede del río Manzanares y establece un punto de penetración medioambiental hacia el centro de la ciudad. 

Hablar de este renovado espacio es hablar de sostenibilidad. En total, se ha plantado más de un millar de árboles que, junto a los existentes, mejoran sensiblemente la calidad ambiental del entorno. Asimismo, la nueva configuración del espacio supone la reducción de la contaminación atmosférica y acústica, de las emisiones de gases de efecto invernadero y del consumo de energía.

 Transformación de la movilidad

Uno de los cambios fundamentales que trae consigo la nueva Plaza de España tiene que ver con la movilidad de los automóviles, que supone una de las mayores transformaciones respecto al espacio antes conocido. Para ello se ha construido un túnel que une la calle Ferraz con la intersección de la cuesta de San Vicente y se ha ampliado hasta allí el túnel de Bailén que parte a la altura de la calle Mayor. 

Asimismo, el paso elevado de vehículos construido a finales de los años 60 y que ha estado en funcionamiento hasta el inicio de las obras, se convierte en una plataforma peatonal que constituye la pieza de conexión que permite generar este sistema continuo de espacios libres públicos.

 Recorridos peatonales

El proyecto desarrolla una extensa red de itinerarios peatonales que propicia recorridos de una alta calidad paisajística y ambiental. El placer de pasear junto al Palacio Real, los Jardines de Sabatini o el Campo del Moro, sin interferencias, para llegar a Madrid Río, la Gran Vía, el Centro Cultural Conde Duque o el barrio de Universidad, se materializa de forma natural. La Plaza de España, junto a la Gran Vía, se abre en círculo para acoger todos los flujos en esa gran arteria comercial. A partir de allí, un camino principal conecta con la plaza que da acceso a los Jardines de Sabatini y se extiende hasta la amplia zona peatonal existente al este del Palacio Real. Además, otra senda peatonal recorre la banda sur de la plaza, conectando el Templo de Debod y la calle Ferraz con la calle Bailén. Sobre estas dos trayectorias vertebradoras, se despliegan caminos de segundo orden que alcanzan los cuatro puntos cardinales del ámbito.

 Itinerarios ciclistas

La movilidad ciclista conecta de manera segregada los ejes norte-sur y este-oeste del ámbito. La senda bici segregada, que discurre sobre un área en la que no tiene acceso el vehículo privado, conecta la calle Ferraz con la calle Bailén, cosiendo los ciclocarriles de la calle San Quintín con los de la calle Ferraz y el paseo del Pintor Rosales. Este itinerario discurre de manera separada de los caminos peatonales por una alineación de árboles y un seto. Por su parte, el otro eje ciclista este-oeste conecta la Cuesta de San Vicente con la Gran Vía a través de un carril segregado que se desarrolla junto a la calzada bajo el paso elevado. Esta configuración convierte la Plaza de España en un conector de redes ciclistas capaz de unir los itinerarios que hoy se encuentran desconectados. De esta manera, ningún movimiento queda desprovisto de la posibilidad de ser recorrido en bicicleta. En total se han implementado más de tres kilómetros de vías ciclistas en calzadas y casi 400 metros de senda ciclista sobre espacios sin automóviles. 

Integración del patrimonio

Además, el proyecto integrará la mayor parte de los restos arqueológicos encontrados durante las excavaciones para la construcción del túnel Bailén-Ferraz, como las dos plantas del Palacio de Godoy y los contrafuertes de las antiguas Caballerizas Reales junto a los actuales Jardines de Sabatini, así como los restos del ‘camino de ronda’ del antiguo cuartel de San Gil. Estos restos no solo podrán ser visitados por ciudadanos y estudiosos, sino que además se implementará un itinerario arqueológico y se construirá un Centro de Interpretación de la cornisa monumental de la ciudad para explicar y ayudar a comprender la evolución de la ciudad muy cerca del lugar de su nacimiento.

 

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